Anteriormente "Roberto" había tenido bajo su mando a más de 200 guerrilleros en algunas ocasiones, logrando además la unificación bajo dirección comunista, de las heterogéneas partidas que de forma inconexa actuaban en la Axarquía malagueña y en la zona occidental de la provincia de Granada, llegando a denominarse su grupo como “Agrupacion Roberto”, algo inusual, de ahí que algunos, como el historiador de la Guardia Civil, Francisco Aguado, consideren que fue con él cuando mayores problemas ocasionó al franquismo el movimiento guerrillero.
Los 6 Guerrilleros de los "100 Días"
• Manuel Pérez Rubiño “Pablo el Motrilero”
• Enrique Urbano Sánchez “Fermín”
• Miguel Salacedo Cecilia “Gómez”
• José Navas Navas “José”
• Ricardo Martín Castillo “Viñas” ó “Alejandro”
• Francisco Martín Alonso “Villena”
"La Marcha de los 100 Días"
Los protagonistas de esta historia son seis guerrilleros de la Agrupacion Guerrillera Málaga-Granada, que lograron culminar con éxito una marcha a pie, a través del campo, de más de 1.000 kilómetros, desde el 6 de Junio de 1952 hasta el 14 de Octubre del mismo año, casi siempre de noche, desde la sierra de Lújar, cercana a Motril (Granada) hasta Francia, con sendas patrullas de la Guardia Civil guiados por Salvador Lozano "Martín", un delator que habia desertado de su grupo en Sierra Nevada, persiguiéndoles.
La única cartografía que emplearon los guerrilleros fueron los mapas de España en la página doble de un viejo libro escolar de Grado Medio, calculando en él las distancias con un simple palito con marcas a escala y sirviéndose de la orientación que les brindaba la estrella Polar cuando el clima y la claridad de la noche lo permitía.
Por otro lado cabe destacar que -según Enrique Urbano "Fermín"- tuvieron que realizar el recorrido afrontando un reto a considerar: debían evitar todo contacto con otros guerrilleros aislados de la zona a cruzar, pues al no disponer de contactos en la zona o contraseñas de identificación, éstos podían tomarles por miembros de los "Grupos T" (Grupos de los Traidores), guerrilleros infiltrados o icluso Contrapartidas, originándose malentendidos e innecesarios enfrentamientos.
Durante ese año, la situación de la guerrilla malagueño-granadina era bastante negativa; la explicación de ello está en una serie de factores ya señalados con anterioridad, de los que podríamos subrayar la mayor eficacia de sus perseguidores, en especial cuando el Teniente Coronel de la Guardia Civil, Eulogio Limia, pasó a dirigir la Comandancia de Granada: hizo detener a todos los familiares de los que estaban en la Sierra y a todo sospechoso de ser "enlace" o colaborador de la Guerrilla, al cerrar el paso de los civiles a las zonas altas, por medio de “cordones sanitarios”, prohibiendo la estancia durante la noche en determinados sectores, cortando asi las vías de suministro de los grupos guerrilleros.
Debido a su escasez de recursos económicos, los 9 guerrilleros decidieron dar un “golpe económico” cuando tuviesen ocasión, encontrándola en la unión de los límites de las provincias de Granada, Almería y Murcia, en concreto en Puebla de Don Fadrique, logrando 280.000 pesetas. Al efectuarlo en un lugar apartado de sus rutas, esperaban que la Guardia Civil quedase despistada sobre sus objetivos reales de volver a la Sierra de Lújar.
En la acción colaboraron el casero y varios jornaleros de un gran cortijo, que les facilitaron una amplia información sobre Manuel Ballester Martínez, el dueño del mismo, incluyendo sus antecedentes: de simple empleado en Almería, había pasado, gracias a las secuelas de la Guerra Civil, a ser dueño de una gasolinera, de varios cines y de numerosas casas, además del cortijo. Este "nuevo rico" típico de la posguerra, era aficionado a la cacería y obtuvieron información de en qué lugar solía cazar perdices, asi que le montaron una trampa cuando éste iba a cazar, acompañado de su hijo. Les detuvieron, recogieron sus escopetas, y tabaco, y se quedaron con el hijo, que tenía unos 25 años. Acordaron que al oscurecer, el padre les traería el dinero, recuperando a su hijo, y los guerrilleros escaparían a su vez de una emboscada que les había preparado la Guardia Civil, pues el padre había avisado a la “Fuerza” de los hechos.
La emboscada consistía en que el vehículo en que venía el padre era acompañado por otro más, en el que los guerrilleros supusieron que irían los guardias civiles, ya que se paró a unos cien metros del primero con las luces encendidas. Al llamarlo el hijo, el padre, impaciente, acudió presuroso, pero les dijo a los guerrilleros que se había dejado una parte del dinero en su automóvil. Sospechando de la posible celada, no le hicieron caso y le dijeron que se quedara con el resto, desapareciendo rápidamente los maquis en la oscuridad. Como era habitual entre ellos, reparten las 280.000ptas entre los nueve, para que en caso de muerte o apresamiento, el riesgo de perder toda la cantidad fuese menor.
A su vuelta en la Sierra de Lújar, buscan al resto de la Agrupación y descubren que las bases están vacías y los "cordones sanitarios" de la Guardia Civil impiden hacer pesquisas entre los paisanos. También descubrieron que había apostaderos en todas sus "estafetas" o buzones acordados para dejar mensajes, no sabían todavía que la detención de "Roberto" había arrastrado a casi todos sus compañeros y enlaces, y el 6 de Diciembre de 1951 sufría una emboscada de la Guardia Civil en una mina, muriendo dos guerrilleros, conocidos como “Duarte” y “Jerónimo”.
6 de junio: Comienza la marcha hacia Francia
Quedan sólo siete supervivientes, la situación es desesperada, se encuentran acorralados por las fuerzas represivas y sin cobertura popular, entonces es cuando deciden escapar a Francia el 6 de junio. Para colmo después desertaría uno de su grupo, Salvador Lozano “Martín”, cuando estaba de guardia en su puesto en Sierra Nevada; sus compañeros se dieron cuenta al ir a relevarlo y tuvieron que cambiar de posición rápidamente pues esperaban, como efectivamente ocurrió, que al presentarse "Martín" a la Guardia Civil (el 17 de Junio), revelaría los planes de sus compañeros de marchar hacia Francia, su única forma de salvar la vida del pelotón de fusilamiento era delatar a sus antiguos compañeros y colaborar con la Guardia Civil en su captura.
Poco después, en la misma Sierra, los 6 guerrilleros restantes tuvieron un inesperado combate con fuerzas de la Guardia Civil, al intentar suministrarse de víveres en un cortijo situado al lado opuesto de una rambla, bastante ancha, atravesada por un arroyuelo.
Debido al fuerte intercambio de disparos y a la oscuridad de la noche, los guerrilleros se quedaron separados y sin comunicación entre ellos: dos de los guerrilleros habían conseguido cruzar la rambla y los cuatro restantes estaban al otro lado. Estos últimos, al verse sin comida, tuvieron que buscarla en un cortijo, donde cenaron y obtuvieron víveres, pagando al contado los gastos y reanudando rápidamente la marcha. Sin ninguna forma de poder comunicarse entre ellos, deberían confiar en su intuición y experiencia guerrillera para conseguir retomar el contacto con sus compañeros de escapada.
Al poco tiempo surgió una intensa niebla y pese a que anduvieron toda la noche, lo hicieron en círculos, por lo que al amanecer, descubrieron que se encontraban de nuevo a un kilómetro escaso del mismo lugar donde habían hecho el suministro. Los habitantes del cortijo, pese a haber cobrado dinero por los víveres, los denunciaron a la Guardia Civil, que fue observada por los guerrilleros cuando la patrulla atravesaba el arroyuelo, persiguiéndoles. En esta ocasión la niebla les fue favorable, pues les ayudó a burlar a sus perseguidores, permaneciendo completamente pegados al suelo,inmóviles y en silencio, durante toda la noche.
Quizás el hecho de haber rastreado minuciosamente el terreno, les permitió no tener más tropiezos a la noche siguiente y marcharon hacia la Sierra de Cazorla, donde habían actuado en alguna ocasión anterior y donde contaban con lugares conocidos y bases seguras, esperando, por otro lado, encontrarse allí con los que habían quedado descolgados en el enfrentamiento con la Guardia Civil, lo que se produjo a las cinco noches de la separación, pero descubren a su vez que Cazorla ya no es tan segura como antes, el sector está demasiado cubierto por patrullas de la Guardia Civil.
En una reunión deciden dejar la Sierra de Cazorla, por no ofrecer las garantías suficientes, ya que sabían que “Martín”, el compañero que desertó, la conocía tan bien como ellos y podría haber comunicado a la Guardia Civil la posibilidad de que ellos hiciesen escala en esa zona. También especularon con la posibilidad de que, si aún no habían sido descubiertos en esas bases de la Sierra, era porque el desertor, “Martín”, no se había entregado aún y que hubiese decidido hacerlo en Almuñecar, su pueblo, y estuviese todavía negociando su entrega a través de sus amistades o familiares. Así que la detención de sus enlaces (o “patriotas”, como les llamaban los guerrilleros), era cuestión de días. Sin ningún tipo de incidentes atravesaron el término de Huéscar.
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