Posteriormente se entregaron con todas sus armas a unos agentes de la Gendarmerie francesa, que, sorprendidos, escucharon su odisea recorriendo España en aquellas condiciones. Les atendieron con todo respeto y corrección, les dieron de comer platos de comida caliente, que los guerrilleros españoles, agradecidos, insistieron en pagar.
Aunque habían alcanzado la libertad, el Régimen de Franco, del mismo modo que hizo con los guerrilleros que lograron escapar al exilio, procuró controlarlos en Francia: las cartas que enviaban a sus familiares o amigos residentes en España, eran interceptadas por la Guardia Civil y se procuraba detectar el lugar de residencia de los huidos. Sabemos, por las cartas que se encuentran en el archivo que la Guardia Civil tiene sobre el maquis que esto ocurrió, al menos, hasta bien entrada la década de los cincuenta.
Para finalizar repetiremos los nombres de los componentes del grupo: Manuel Pérez Rubiño (a) “Pablo el Motrilero”; Enrique Urbano Sánchez (a) “Fermín”; Miguel Salacedo Cecilia (a) “Gómez”; José Navas Navas (a) “José”; Ricardo Martín Castillo (a) “Viñas” y “Alejandro” y Francisco Martín Alonso (a) “Villena”. El primero de ellos se casó en Francia con una española refugiada y murió en un posible accidente en 1954; Enrique Urbano, fallecido en Nerja en 2002, pensaba que fue en un accidente de tráfico y en esto coincide algún guardia civil al que hemos entrevistado, ...pero en su tierra natal hay muchos que aseguran que el accidente fue provocado, pues alguien habia manipulado los frenos de su camión, y que desde Motril salieron hacia Francia quienes le asesinarían. Cuando Manuel Pérez Rubiño falleció, su esposa ya esta encinta de tres meses.
Los cuatro últimos se afincaron definitivamente en Francia, y sólo Enrique Urbano volvió a su tierra poco después del restablecimiento de la democracia (3).
En su evasión habían tenido fortuna y, sin lugar a dudas, la experiencia que habían acumulado anteriormente durante su actuación en la Sierra, les fue muy útil, pero la mayor parte de sus compañeros en la guerrilla de aquella zona corrieron una suerte distinta, ya que casi todos cayeron, perdiendo muchas veces la vida, en choques con la Guardia Civil, aplicaciones de la "Ley de Fugas" o ante pelotones de fusilamiento.
El milagro del "sordo"
Como anécdota final, nos contaba Enrique Urbano "Fermín" que uno de sus compañeros de aquella larga marcha, José Navas Navas "José", al parecer estaba un poco sordo, y por lo tanto desde su incorporación a la Agrupación, no hacía una de las cosas más fastidiosas de la vida de la Guerrilla, ...las guardias.
A cambio, le nombraron cocinero. Lo que no se explicaba nuestro amigo Enrique es que, apenas llegó "José" a pisar tierra francesa, de repente se le curó la sordera, ...y oía perfectamente.
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(3) Ha sido este último la fuente principal que henos empleado para la elaboración del presente trabajo. Su información la hemos podido contrastar con la documentación existente en el archivo que tiene la Guardia Civil sobre el maquis y con los datos que nos han brindado algunos guardias civiles, así como familiares y vecinos de los que huyeron.
Apasionante historia ¿Nunca pensaron en hacer una película? O un libro, ni Hollywood tiene algo así, un abrazo
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